María Guerrero fue una de las figuras más influyentes del teatro en lengua española y un nombre central para la historia teatral argentina. Formada en su juventud con maestras como Teodora Lamadrid y perfeccionada en París con Constant Coquelin, desarrolló una carrera extraordinaria como actriz trágica y como empresaria. Su trabajo en el repertorio clásico, especialmente en personajes del Siglo de Oro como Doña Inés o Finea, la convirtió en referente para autores de su tiempo, entre ellos Galdós, Echegaray y Valle-Inclán.
Desde finales del siglo XIX dirigió algunos de los principales teatros de Madrid, primero al frente del Teatro Español, al que modernizó y reabrió después de años de abandono, y luego en el Teatro de la Princesa, hoy Teatro María Guerrero. Su mirada renovadora transformó la escena española mediante puestas de alto nivel artístico, iluminación cuidada, escenografías realistas y un enfoque profesional que impulsó el surgimiento de un teatro moderno.
Su vínculo con Argentina fue definitivo. Desde 1897 realizó más de veinte giras por Latinoamérica, y encontró en el público argentino un reconocimiento sostenido. En Buenos Aires participó en inauguraciones históricas, como la del Teatro Avenida, y fue pieza clave en la creación del Teatro Nacional Cervantes, que se convirtió en la gran casa del teatro argentino. Sus giras introdujeron repertorios, estilos de interpretación y modos de producción que influyeron fuertemente en el desarrollo escénico local.
A su muerte en 1928 era considerada una de las grandes damas del teatro hispánico. Su legado perdura tanto en la escena española como en la argentina, donde su presencia ayudó a consolidar una tradición teatral sólida, exigente y profesional.
- Lodo y armiño (Actriz)
- Locura de amor (Actriz)
- Madre (Directora)
- La malquerida (Directora)
- El abanico de Lady Windermere (Directora)
- El condado de Mairena (Directora)
- Doña María la Brava (Directora)
- Campo de armiño (Directora)
- Una bala perdida (Directora)
- Pong Ping (Actriz)